El
secreto
de Maón
Maón,
reinaba
en
Irlanda
en la
provincia
de
Leinster
y
acostumbraba
cortarse
el pelo
una vez
al año.
El
hombre
encargado
de este
trabajo
era
elegido
por
sorteo
entre la
gente
del
pueblo e
inmediatamente
después,
era
asesinado.
La razón
de ello
era que
Maón
tenía
las
orejas
tan
grandes
como las
de un
caballo
y no
quería
que
nadie se
enterara.
En una
ocasión,
la
persona
elegida
para la
tarea,
fue un
hombre
solo,
único
hijo de
una
pobre
viuda.
Por sus
lágrimas
y ruegos
el rey
aceptó
no
matarlo
con la
condición
de que
jurara
que
jamás
revelaría
su
secreto.
Así pudo
el joven
regresar
con su
madre,
pero el
secreto
empezó a
obsesionar
su
mente,
enfermó
de tal
forma
que
estuvo a
punto de
morir y
debieron
llamar
un
druida
para que
lo
atendiera.
Él dijo:
"Es el
secreto
lo que
lo está
matando
y no se
restablecerá
hasta
que se
lo
cuente a
alguien.
Que
busque
un lugar
donde se
encuentren
cuatro
caminos,
que gire
a la
derecha,
y que le
diga el
secreto
al
primer
árbol
que
encuentre,
para
poder
recuperarse.
“El
joven
siguió
las
indicaciones
del
sabio al
pie de
la letra
y dio
con un
sauce,
sobre la
corteza
apoyó
los
labios,
susurró
el
secreto,
y volvió
a su
casa
liberado.
Ocurrió
poco
después,
que al
arpista
Craftiny
se le
rompió
su arpa
y
necesitando
una
nueva,
fue a
buscar
un árbol
adecuado
para
construirla,
siendo
elegido
el mismo
sauce.
Craftiny
lo
cortó,
hizo el
arpa con
su
madera y
esa
noche
tocó
ante los
invitados
del rey.
Cuando
posó sus
dedos
sobre
las
cuerdas,
los
invitados
oyeron:
"Dos
orejas
de
caballo
tiene el
rey
Maón.
"El rey,
viendo
que su
secreto
había
quedado
al
descubierto,
se quitó
la
capucha
y se
mostró
tal cual
era. Así
fue como
nunca
más
murió
ningún
hombre
por
culpa de
ese
misterio.