Etain
Diosa de
gran
belleza,
todos
los que
la veían
caían
prendados
de su
gracia,
lo que
no
impidió
que
sufriera
todo
tipo de
peripecias
junto a
los
maridos
que
tuvo. En
primer
lugar
fue la
esposa
de Mider,
pero fue
separada
de éste
por
Oengus
que la
raptó
para
poder
casarse
con
ella.
Mider
cuando
perdió a
su
esposa
se casó
con
Fuamnach
que, a
pesar de
gozar
del
favor
del
dios,
estaba
terriblemente
celosa
de su
predecesora,
ya que
Mider
seguía
enamorado
de Etain.
En una
ocasión
en que
Oengus
se
encontraba
ausente
de la
morada
que
compartía
con
Etain,
Fuamnach
la
convirtió
en
mariposa
y
provocó
una
ráfaga
de
viento
que la
arrastró
fuera de
su
hogar.
Arrastrada
por el
viento,
Etain
cayó a
través
de la
chimenea
en una
casa
donde se
encontraban
reunidos
los
grandes
señores
del
Ulster,
terminando
en la
copa que
estaba
bebiendo
la mujer
de Etair,
que no
se dio
cuenta y
se tragó
a la
diosa.
Este
hecho
asombroso
provocó
que a
los
nueve
meses la
mujer de
Etair
diera a
luz a
una
niña,
Etain.Así
la diosa
comenzó
una
nueva
vida, en
la que
creció y
llegó a
convertirse
en reina
de
Irlanda
al
casarse
con el
rey
Eochaid
Airem,
cuyo
reino
tenía
por
capital
a Tara,
pero
Mider
seguía
enamorado
de ella,
por lo
que la
buscaba
vagando
por la
tierra.
En
cierta
ocasión
llegó al
palacio
del rey,
en donde
sin
dudarlo
reconoció
a su
amor.
El dios
decidió
desafiar
a su
marido,
el rey,
en una
partida
de
ajedrez.
Por un
lado, el
dios
entregaría
cincuenta
de sus
mejores
caballos
si
resultaba
vencido,
pero si
ganaba
tenía
derecho
a elegir
lo que
deseara.
Aunque
el rey
se
consideraba
muy
astuto
fue
derrotado
por
Mider,
que como
trofeo
pidió la
mano de
la
esposa
del rey.
Eochaid
solicitó
una
revancha
que
debía
celebrarse
al
término
de un
año, a
lo que
Mider
accedió
gustoso.
Durante
esos
meses el
dios
visitaba
frecuentemente
a la que
aún
consideraba
su
esposa,
pero
ésta se
mantenía
fiel a
su
marido
rechazando
una y
otra vez
los
requerimientos
de Mider.
Mider
estaba
desolado,
y cuando
llegó la
hora de
jugar la
revancha
el rey
le pedió
que
expresara
cuál
sería su
deseo en
esta
ocasión.
El dios
con
mirada
anhelante
dijo que
lo único
que
desaba
era amar
a su
dulce
Etain y
darle un
beso, a
lo que
el rey,
aunque
renuente,
accedió.
Mider
puso un
brazo
alrededor
del
talle de
Etain y
huyó con
ella
volando
por la
chimenea
y,
aunque
el rey y
sus
guerreros
corrieron
detrás
de
ellos,
sólo
alcanzaron
a ver a
dos
cisnes
unidos
por el
cuello
mediante
un yugo
de oro,
eran
Mider y
Etain,
transformados
por el
dios, a
los que
no
pudieron
alcanzar.
Sin
embargo,
un
druida
ayudó al
rey de
Irlanda
indicándole
cómo
llegar
al
palacio
subterráneo
de Mider
y cómo
conseguir
la
liberación
de su
esposa.
Cuando
el dios
descubrió
que de
nuevo
había
sido
burlado,
su
cólera
no
conoció
límites,
vengándose
provocando
la
muerte
de
Conairé,
nieto de
Eochaid
y Etain,
además
de que
la
familia
del rey
Eochaid
fue
víctima
del odio
implacable
de este
dios.