El Grial
El grial
es un
objeto
complejo
cuyos
orígenes
se
remontan
en el
tiempo.
Según la
antigua
tradición,
Dagda,
dios
supremo
irlandés,
poseía
un
caldero
de
caudal
inagotable
al que
solo
podían
acceder
los
valientes.
En
varios
relatos
irlandeses
aparecen
doncellas
llevando
una
copa,
como la
doncella
del
grial
que, con
un
sorbo,
otorgaba
la
soberanía
a los
candidatos
que lo
merecieran.
En
cuento
irlandés,
el dios
del mar,
Manannán,
le
entrega
al rey
Cormac
un cáliz
mágico
que se
hace
añicos
ante la
falsedad
y que
vuelve a
unirse
ante la
verdad.
El
simbolismo
de la
historia
sugiere
que el
cáliz
representa
el
propio
ser. La
concepción
del
grial
como
continente
del
propio
ser se
refuerza
en la
versión
galesa
de
Parsifal,
peredur.
En esta
versión,
el grial
se
presenta
ante
peredur
como una
cabeza
humana.
Algunas
tradiciones
cuentan
que los
antiguos
Celtas
utilizaban
los
cráneos
a modo
de
recipientes
para
beber y,
en el
posterior
simbolismo
alquímico,
el vas,
el
crisol
utilizado
por el
alquimista,
a veces
se
identificaba
con un
cráneo.
Por
ende, la
búsqueda
del
grial
es, a
nivel
simbólico,
un
proceso
de
transformación
mental.
Ciertas
pruebas
testimonian
que el
grial
también
está
relacionado
con los
ritos
paganos
de
fertilidad,
con la
idea de
que la
tierra
enferma
halla la
recuperación
a través
del
grial,
así como
el
caldero
céltico
de la
abundancia.
Más
adelante,
el grial
se
asocia a
la idea
cristiana
del
espíritu
santo;
sería la
metáfora
del
cuerpo
que
contiene
el
Espíritu
santo.