Dragones
en la
Mitología
Celta:
Guardianes
divinos
y
temibles
seres de
poder y
sabiduría.
Los
dragones
en la
Mitología
Celta
ocupaban
un lugar
especial
como
guardianes
divinos
y
temibles
seres de
poder y
sabiduría.
En esta
antigua
tradición,
los
dragones
representaban
fuerzas
primordiales
de la
naturaleza
y actúan
como
protectores
de la
tierra y
sus
tesoros
sagrados.
En la
Mitología
Celta,
los
dragones
eran
considerados
criaturas
místicas
y
sagradas,
asociadas
con la
sabiduría
y el
conocimiento
ancestral.
Tenían
la
capacidad
de
volar,
controlar
el clima
y poseer
un
aliento
de fuego
ardiente
que
simboliza
tanto la
destrucción
como la
renovación.
A
menudo,
los
dragones
celtas
estaban
vinculados
a
leyendas
locales
y
geografía,
y se
refugiaban
en
cuevas,
lagos y
montañas
sagradas.
Estos
seres
formidables
eran
descritos
como
criaturas
serpenteantes
o
aladas,
con
escamas
brillantes
y ojos
penetrantes.
Algunas
veces,
se les
representa
como
serpientes
gigantes
o
incluso
como
híbridos
entre
serpientes
y
pájaros.
En la
mitología
celta,
los
dragones
tenían
un papel
importante
como
guardianes
de
tesoros
y
objetos
sagrados,
como el
Caldero
de Dagda
o las
espadas
mágicas.
Estos
objetos
representan
la
protección
y el
poder
espiritual
de la
comunidad,
tenían
conexiones
con la
realeza
y la
nobleza.
Se cree
que los
líderes
celtas
tenían
la
capacidad
de
transformarse
en
dragones,
lo que
les
otorga
una
autoridad
divina y
una
conexión
directa
con el
mundo
espiritual.
Por
ejemplo,
en la
mitología
irlandesa,
el dios
Lugh se
transformaba
en un
dragón
para
luchar
contra
las
fuerzas
del mal.
Esta
capacidad
de
metamorfosis
es una
característica
común en
las
leyendas
celtas
relacionadas
con los
dragones.
Los
dragones
en la
mitología
celta
representan
poder,
sabiduría
y
protección.
Son
seres
divinos
que
poseen
habilidades
sobrenaturales
y son
considerados
guardianes
de
conocimiento.